Editorial

“Zoquetes” están por sobre lo institucional

La vergonzosa  realidad de un partido político se expone en la conducta de sus autoridades y referentes, algo que se ha visto en el transcurrir de los años y mayormente cuando se  creyó ser el respaldo político del ex Presidente de la República, Fernando Lugo Méndez.

De los “clásicos” lloriqueos incesantes de varios dirigentes que son burlados y hasta desmoralizados por no tener espacios necesarios, ahora se pasa a tragarse vómitos para seguir en el esquema de la sucia corrupción o en todo caso, evitar ser linchado por exponer chantajes y sobornos de la mano de su “nuevo” amo, Miguel Prieto.

El liberalismo solo resaltó en los últimos años, por quejas y el desinterés de dirigentes en atenuar  constantes atropellos al valor del Partido Liberal. Los nefastos concejales municipales que van por el rekutu y que disfrutaron del poder comunal con la caída de migajas de la mesa del ejecutivo, encabezados por María Portillo y Teddy Mercado, optaron por ser primero mercenarios y luego liberales, situación traslucida con actitudes “light” en defensa del partido y en los mismos intereses de la población a la que dicen representar.

El sometimiento es absoluto de ciertos sectores, en el afán de recibir más migajas  de la opulenta mesa. Algunos dirigentes olvidaron incluso la esencia ideológica del grupo político y se tiraron hacia la izquierda, a fin de congraciarse con el nuevo “patrón”. Los episodios en el Este por parte de dirigentes liberales, tienen  ribetes hasta indignantes, al punto de vender hasta a la madre con el fin de demostrar lealtad a la idea del “cambio”, que no deja de ser  tan burda como el liberalismo de los citados.

El PLRA en su rol de “colega” dentro del Gobierno comunal, en vez de ganar protagonismo por buenas tareas, se ha destacado en estos meses de administración por mezquindades traducidas en peleítas caceras buscando trepar lugares de privilegio. Las aspiraciones electorales son más bien para seguir siendo perros falderos, a cambio de comida para canes hambrientos.

El “canibalismo” político interno del Partido Liberal, solo dividió y hoy debilita a la agrupación que pasa a ser de manera indisimulada, “sucursal” de cualquiera que tenga la capacidad de seducir con dinero y zoquetes. La desinteligencia de líderes azules ha hecho del PLRA un partido débil, como uno más del montón. No se comprendió que solo en base a criterios unificados se puede llevar pretensiones mucho más allá de lo ordinario, o de ser segundos y lamentarse.

“Chakes” constantes de sacar respaldos, solo son intentos someros de intimidar, pues es categórico que no largarán las “tetas del Estado” los que se ponen al frente sin sonrojarse, pese a ser simples malvivientes. La cobardía de referentes del partido no es una cuestión de sencillo temor, sino de un interés real de contar con estructura para cumplir con adherentes y aspirar a más cargos de poder que estén por debajo de ejecutivos. Esta es la visión actual del partido, salvo honrosas excepciones que ven el nivel en que ha caído el tradicional grupo político.

Tanto adherentes como población en general han visto con expectativa positiva la opción liberal con figuras nuevas y preparadas, sin embargo la mayor parte del PLRA sigue en la misma vereda de poner la mano pidiendo limosna. El liberalismo en vez de avanzar hacia una mayor consolidación y despertar el interés de la ciudadanía, se ha conformado, quizás por el hambre de cargos, con unos pocos puestos, hecho que generó más conflictos que beneficios.

El no defender principios que se dice pregonar y no ocuparse de la institucionalidad de la agrupación partidaria, por unas sencillas “moneditas”, es obviar dignidades que a la larga demostró la pobreza moral de muchos, que ayer nada más vociferaban y se rasgaban las vestiduras por vicios de colorados que hoy son potenciados por “naranjas”.

Hay una cuestión absolutamente clara, irremediablemente visible, el partido solo es importante para acceder a la consideración, luego no existe ideología ni ética partidaria, solo interés propio. Si hay “presión” para apoyar a corruptos como Miguel Prieto, es porque se metió tanto la mano en la lata, que la suciedad supera a la capacidad de vergüenza por abandonar banderas a días de contiendas electorales.

Ninguna organización política tiene en sus filas a patriotas e interesados por el bienestar del pueblo como exponentes, sino a personajes que por lo incauto del pueblo, tienen acceso a cargos de relevancia. No hay diferencia cierta entre colorados, liberales e “independientes”.

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