Editorial

La misma historia de siempre sobre la Triple Frontera

Las constantes publicaciones y manifestaciones de la supuesta presencia de financistas de grupos fundamentalistas en la zona de las Tres Fronteras, se encuadra dentro del mismo propósito no precisamente bueno de seguir desprestigiando al núcleo que aglutina ciudades de Brasil, Argentina y Paraguay. Quizás como medio propagandístico de estamentos, como departamento de Estado de los Estados Unidos, algunos medios argentinos y autoridades, una vez más plantean propaganda negativa hacia una región a la que poderosos ven como interesante por la riqueza natural.

Confirmar células del terrorismo, y no indicar que, quienes y donde específicamente están, es el sinónimo más claro de la ineficiencia totalmente interesada. Si de veras existieran terroristas o grupos financistas de fundamentalismos, suponemos que el “extraordinario” servicio investigativo del más poderoso país del Mundo ya lo hubiera plenamente identificado, incluso aprehendido. Seguir lanzando irresponsables conclusiones no ayudan en absoluto a luchas o erradicaciones de violencias, sino solo acentúan negativismos hacia una zona que de por sí ya se encuentra muy mal vista.

Resulta más que evidente que existe un propósito encaminado a incursionar con fuerza en la región, por lo que dejarlo como un simple comentario infundado es permitir avances hacia fines imperialistas. Mantener posturas oficiales tibias o sin reacciones, no corresponde si efectivamente se hace honor a patriotismos. La promoción de la soberanía empieza por protegerla ante burdos ataques de países que solo tienen fines de “colonización” mirando a riquezas propias de otros estados.

Manifestarse como Nación, como bloque, es hacer frente a mentiras perjudiciales que compartimos con Brasil y Argentina. Son reiterativas estas informaciones que nos sindican como financistas del terrorismo mundial. Ni siquiera un alfiler de supuestos terroristas ha aparecido. Si las informaciones son claras, objetivas y fidedignas deben ser compartidas con los gobiernos afectados, y no lanzar al aire como forma de desprestigio. Decir que dentro de un determinado radio de kilómetros es el centro de lo maléfico, es chistoso e irresponsable.

El clamor popular por mayor iniciativa ante cuestiones preponderantes, incluida la protección de la soberanía, es constante, como también resulta permanente la falta de respuestas. No se puede seguir permitiendo el fomento de desprestigios. Es hora de hacerse escuchar. El único terrorismo es el que viene de la mentira con fines más allá del interés general o hacia la suerte de personas que viven en la región trinacional, y especialmente nuestra ciudad. Este episodio de una misma película no tendrá culmen si sigue teniendo a blandos Jefe de Estado como protectores de la suerte de todo un país. Una denuncia debe ser clara, precisa, no lanzar apreciaciones generalistas del tipo “a ver si pega”.

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