Editorial

Si no sirve, que se note

Existen autoridades que no tienen el menor reparo en exponer propias ignorancias y falta de ubicación, no precisamente por una cuestión de sinceridad personal, sino propio del desatino de conductas. El Diputado Jorge Brítez, ha sido uno de los principales exponentes del “vyroreí”, del intento de populismo barato, y real prototipo de lo poco útil para cuestiones realmente relevantes para la sociedad.

Al grosero desconocimiento de la función de un representante de la Cámara Baja, hay que sumar el poco interés en conocer y adecuarse. La falta de seriedad no tiene que ver con ser simpático. La suma de ceros tiene el mismo resultado siempre, y es cansino ser testigos de una tremenda pérdida de tiempo y energía en seguir siendo un personaje circense. El Congreso Nacional ya tiene suficiente de rufianes, sinvergüenzas e inmorales.

Cuando un Diputado o Diputada no ejerce labores dentro de parámetros obligados y necesarios, solo representa gasto al erario público. Ser Legislador es propiciar instrumentos legales y gestiones para beneficio de la comunidad que lo eligió y en general. Ejercer custodia del buen uso de los bienes estatales, interiorizarse de contextos actuales de necesidades y plantear soluciones a los mismos.

“Payasear”, no es para un parlamentario, y en verdad para ninguna autoridad. No ser corrupto es fácil para quien no hace absolutamente nada. No traficar influencia no es sinónimo de no legislar. En la práctica, ser “planillero”, incluye a aquellos que teniendo la obligación de ser legisladores, prefieren “macanas”, y montan shows para intentar eludir mediocridades.

Es fácil apelar al Ejecutivo a la hora de cuestionar atrocidades para el bienestar general, pero se peca de subjetivo, teniendo en cuenta que el real poder está en el Congreso,  quien traba, destraba, regula o desregula toda la administración pública. De allí la importante de tener a correctos, preparados, y éticos Diputados y Senadores, no meros bufones.

Ese mejunje instalado, es por propia consideración del pueblo y como siempre es fácil echar la culpa a otros, las listas sábanas han sido siempre el chivo expiatorio. Ahora ya no se tendrá ese impedimento, por lo que se acaban argumentos en contra de elegir bien, a los mejores y por sobre todo útiles para todos.

Nadie se salva, pero se tienen a pintorescos personajes que sobresalen a cada tanto con disparatadas, y penosamente lleva la insignia del Alto Paraná. Sin lugar a dudas ello no quita lo inútil del resto de colorados, liberales, “izquierdistas” y de Patria Querida, pero ser payaso tampoco es meritorio. Plantear declaraciones, es facultad, pero se debería usar la “materia gris” para algo más significativo.

Históricamente hay una orfandad manifiesta en contar con mayoría de correctos legisladores, por ello sigue, y penosamente si no se revierte, se seguirá con las Cámaras de la Vergüenza. Comenzando por las Juntas Municipales, es hora de ver más allá de colores y shows mediáticos, teniéndose una buenísima oportunidad en las elecciones que se aproximan.

Criticar en redes sociales, o solo atinar a una organización política, es de necios, pues actuar es lo que se necesita para cambiar realidades. Siendo las autoridades electas reflejo de las sociedades, hacer un mea culpa, acompañada de cambio de visión personal colaborará para dejar de optar por verdugos.

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