Editorial

Sigue imparables violencia y delincuencia

Los hechos delincuenciales que a diario pululan en el país y la región, afectando a todas las “clases” y castas, se volvieron rutina de una población a merced de la marginalidad. Asaltos a camiones, viviendas, empresas, comercios y personas, se han vuelto, lamentablemente, costumbre ciudadana.

La violencia con que operan estos malvivientes igualmente es otro punto llamativo, pues a cada hecho actúan con más vehemencia contra los ocasionales “clientes”. Crímenes y robos son episodios diarios y lo peor sin ninguna aclaración o aprehensión de los bandidos, vividores a costa del sacrificio ajeno.

La ola delincuencial es alarmante, y la policía no puede dar en ninguno de los casos respuesta efectiva, por lo que la impotencia ciudadana sume en un abandono, y librados a su entera suerte, o mala suerte. Hoy en día hasta los “poderosos” sucumben ante la osadía de los bandidos. A pesar de guardias privados, los “amigos de los ajeno” buscan alternativas para emprender su acción zángana contra toda persona que creen, puedas dejarle ganancia.

A costa de cualquier acción violenta, incluso golpeando o amenazando a menores de edad. Estos hechos que se originan todos los días, y todos los días se hacen las mismas quejas a representantes, con la misma respuesta: “no tenemos medios, nos falta personal”; otros recurren a los gastados discursos, que más bien son mecanismos de defensa, “estamos investigando”, “tenemos pistas sobre los responsables”, pero en la realidad nada, absolutamente nada se hace para enfrentar a esta verdadera etapa de robos y asaltos continuos.

La inoperancia llega a ribetes de complicidad. ¿Y por qué no tomarlo como hipótesis? Esto mirando también la cantidad “industrial” de policías corruptos desenmascarados en los últimos tiempos, y otros tantos vistiendo el uniforme en días laborales, y utilizando el “antifaz” en horario de ocio. A esto indefectiblemente se debe sumar al Ministerio Público, donde muchos de sus fiscales, prefieren recibir dinero antes que actuar para castigar a delincuentes de toda laya.

Esta bomba “molotov” de policías corruptos y fiscales coimeros, proporcionan el ambiente ideal para que la violencia y la inseguridad, siga imperando. Todo esto es real, no imaginario, penosamente avalado por cómodas autoridades que más bien se dedican en hacer discursos, o justificar, antes que trabajar en pos del beneficios general, y en este caso, en búsqueda de al menos proporcionar sensación de seguridad. Puertas cerradas, ventanas trancadas, y gente temerosa, es el panorama de todos los días, pues en otros tiempos, solo la noche era el “tiempo” de los bandidos, ahora se volvieron “trabajadores” de tiempo completo.

Esta es la prueba más palpable de la realidad del miedo. Viendo la alternativa de “autoseguridad”, lamentablemente la mayoría del pueblo paraguayo, no tiene condiciones económicas para los “lujos”. Todo esto por la inoperancia de las autoridades electas. El fracaso es constante, pues se está lejos de una país seguro, eso sin mencionar las deficiencias en otros rubros fundamentales.

No puede desconocerse la falta de medios, que es sumamente importante, pero a la par no no se puede desentender que al asumir un compromiso, o responsabilidad de ser Presidente, Ministro o Comandante de la Policía, se conoce todos los pormenores de las dificultades, y que por sobre todo debe existir expresa voluntad en cumplir con el deber asumido. Por eso, la ciudadanía en general necesita más voluntad de parte de los gobernantes, y menos discursos y reuniones que representan gastos al Estado.

Resta solo cumplir con obligaciones, y en el tema de la delincuencia, actuar con mano dura, no solo contra los malvivientes, si no sobre quienes permiten sus andanzas, sean ellos fiscales, policías, comerciantes o políticos.

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